Un yogur, sin aditivos de proteínas, almidones u otras historias puede mantenerse comestible durante meses sin necesidad de refrigeración (siempre que no se abra).
En efecto, conforme pasa el tiempo, la fermentación del yogur aumenta, con lo que la cantidad de ácido producida en ella aumenta. La fecha de caducidad representa, a efectos prácticos, la fecha en la cual el yogur se ha vuelto lo suficientemente ácido como para que el consumidor lo rechace. Con la fecha de caducidad, el fabricante intenta evitar que asocien su marca con yogures ácidos (son poco comerciales).
Pero el hecho de que el yogur se haya vuelto ácido no quiere decir, ni mucho menos, que sea perjudicial para la salud. Más bien al contrario. En general la capacidad de crecimiento de un posible microorganismo contaminante decrece con el aumento de la acidez del medio, por lo que cuanto más ácido se vuelve el yogur más seguro es (siempre que permanezca cerrado). De esta norma, un yogur sin aditivos puede mantenerse perfectamente comestible durante meses (si la acidez no te molesta), incluso fuera del refrigerador.
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